Leyenda De Huascar Y Huandy

Leyenda De Huascar Y Huandy
Antes del imperio Huaylas, el valle del río santa estaba conformado por diferentes reinos gobernados por sus respectivos Curacas, quienes vivían en continuas luchas, buscando imponer su dominio. La misma que da origen al drama sobre el enamoramiento de los hijos de dos curacas; Huandy, una hermosa joven que por ser hija única estaba predestinada a ser la soberana de su pueblo. Además, comprometida por su padre desde muy niña a unirse en matrimonio con un valiente guerrero de su comarca. De la otra parte se encontraba el Hijo del otro curaca vecino y enemigo del padre de Huandy. Un gallardo y apuesto joven llamado Huáscar; muy estimado por su nobleza, su espíritu justiciero y don de mando.Los designios que gobiernan la vida de los hombres, hicieron que los caminos de Huascar y Huandy, se crucen en sus vidas y brote entre ellos una espontánea atracción y amor. El secreto no duró mucho, porque un informante del padre de Huandy avisó al curaca sobre los encuentros furtivos que sostenía Huandy con Huascar.Quien, irritado por la desleal actitud de su hija, se lamenta diciendo: "mi única hija a quien tanto quiero, ha puesto sus ojos en el hijo de mi enemigo, ha mancillado mi honor y mi nombre, ha despreciado a su pueblo y a su estirpe" y determina que, para limpiar su honra, manda a encerrar en su aposento con fuerte custodia, sin ver la luz del sol ni de la luna, hasta el día de juntarse con el escogido para ser su marido a su hija.Una tarde a la hora del crepúsculo que inunda de rojo el horizonte, por descuido de los guardianes o con la complicidad de estos, dejaron huir a la Huandy para marcharse lejos en compañía de Huascar, donde no les alcance el rencor y el odio de sus familias y vivan felices y además, porque una alianza conyugal entre ellos pondría fin a las permanentes guerras entre ambos pueblos.Al enterarse de la situación, el padre de Huandy, indignado por la nueva deshonra que su hija y su amante, ordenó a sus guerreros perseguirlos y no retornar hasta capturarlos y ponerlos ante su presencia atados de pies y manos, con la amenaza de que si no cumplen les cortaría las manos y los pies y finalmente la cabeza!, ante cruel amenaza, los guerreros salieron en búsqueda de los jóvenes, después de larga persecución lograron capturarlos y conforme a lo dispuesto, los condujeron ante el Curaca. Al recibirlos, el curaca, cegado por la ira ante la actitud firme de su hija de preferir sobre todas las cosas el amorío con con Huascar, hijo del curaca contrario, determina la muerte de su hija antes de sentir la deshonra de verla como mujer de un príncipe enemigo, y ordena llevar a los jóvenes a lo más alto de las cumbres atarlos fuertemente, para que no puedan liberarse y mueran de hambre, de sed y de frío, asimismo ser alimento de los cóndores y de los pumas de la cordillera.Los Príncipes enamorados fueron conducidos a las partes más altas de la cordillera y atados a unas estacas de piedra lejos uno de la otra, allí fueron abandonados para que se cumpla la cruel sentencia. Huascar y Huandy, lloraron en silencio con lágrimas de amarga resignación, lágrimas puras como diamantes cristalinos, que cayeron sobre las duras rocas, y se alzaron muy alto, por encima de todas las montañas de la Cordillera Blanca, para contemplarse eternamente, y entregaron sus almas inmaculadas, como ofrenda a los dioses que moran en las montañas, estos, compadecidos de su trágica suerte, los cubrieron con manto de nieve blanco y grueso, como símbolo de la pureza del amor.Sobre Huáscar, encumbró la imponente capa de hielo, convirtiéndolo en el coloso Nevado Huascarán que representa el porte masculino; sobre Huandy, convirtiéndose en la majestuosa cumbre nevada Huandoy, cuya vista sintetiza el orgullo, la hermosura y la nobleza de la mujer yungaína.Huascar y Huandy, aún lloran su desdicha y derraman lágrimas puras, entibiada por el oculto fuego de sus entrañas, lágrimas que, al reunirse, forman las esmeraldinas lagunas de Llanganuco y Parón.