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Grupo Arqueológico Colcampata.
Esta construcción pertenece a la época Inca, estima como el lugar más antiguo de los barrios del Cusco considerada palacio del primer inca llamado Manco Capac. Se ubica en la parte noroccidental de la ciudad del cusco, ocupando la parte elevada y estratégica de donde se tiene dominio visual del valle del Huatanay. Su nombre vendría de la derivación de qollqa que corresponde a una construcción destinada a depósito de bienes varios y de víveres. Su estructura arquitectónica muestra una amplia terraza, gracias a los muros de piedra de dos niveles, el primero corresponde a un paramento de 90 metros sin puertas nichos ni ventanas. Esta primera pared de abajo culmina en una calzada superior que conforma un andén, luego nace la pared superior que consta de 11 nichos de doble dintel. Dichos muros muestran la superficie de acabado poligonal celular. Lo que le confiere la importancia que debió poseer.Iniciada su construcción por Huáscar, pasó luego de la ocupación española a ser la residencia de Manco Inca, aunque tras su levantamiento y posterior refugio en Vilcabamba, Diego de Almagro lo cedió a Paullu Inca quien solía celebrar las festividades nativas en su perímetro, que albergaba el sagrado ídolo de piedra del cerro Huanacaure.A la muerte de Paullu, quedaron viviendo en el palacio doña Catalina Tocto Ussica, su viuda, y su hijo legítimo don Carlos Inca. En el gran salón, que había sobrevivido a las pasadas contiendas bélicas, todavía en la década de 1560 servía de plaza para los días lluviosos, en que festejaban y solemnizaban los indios sus fiestas. Allí reunía Carlos a su corte, rodeándose de orejones empobrecidos que hacían de cortesanos. Recibía a muchos dignatarios que visitaban el Cuzco, ofrecía hospitalidad a vecinos españoles y mestizos, manteniendo además la capilla de San Cristóbal.Acusado Carlos Inca de recibir en su residencia a un grupo de conspiradores mestizos, fue encarcelado por el virrey Toledo y sus bienes embargados. Sobre el palacio, el Virrey escribió a Felipe II que tiene el mayor y mejor sitio que se podía pensar para tener sujeto este lugar y a cada casa de él con cualquier pieza de artillería. De este modo, Toledo emprendió la inmediata transformación del palacio en una fortaleza de tipo español, con almenas, artillería y guarnición, y él mismo dictó minuciosas instrucciones para su guarda y mantenimiento. Ordenó incluso el traslado de los cañaris y chachapoyas residentes en el Cusco, grandes enemigos de los incas, a la parroquia de San Cristóbal, junto al Colcampata.Sin embargo, la medida no prosperaría. El virrey Enríquez devolvió el palacio al hijo y heredero de Carlos Inca, don Melchor Carlos Inca, quien lo poseyó hasta su alejamiento del país.