Complejo Arqueológico De Huasochugo

Complejo Arqueológico De Huasochugo
El conjunto arqueológico Huasochugo se extiende a lo largo de 5 Km. sobre la cresta de tres salientes y planicies del cerro del mismo nombre, en la margen izquierda del río La Vega. Destaca geográficamente por su extensión, arquitectura y planificación, ubicado dentro de los límites fronterizos entre la Costa y la Sierra, que por sus múltiples caminos, cumplieron una función de continuo transito permitiendo una influencia e interrelación con otros poblados ubicados en las partes bajas del Virú llegando probablemente hasta Chao, que sumado a su arquitectura de protección y defensiva señalarían que controlaban la recepción, administración, extracción y producción de bienes procedentes de su medio natural y otros procedentes de intercambios, etc. Presenta una modalidad constructiva de agrupamiento y planificación de una arquitectura multisectorial, presentando muros elevados con la existencia de patios y pasadizos angostos. Se observa una adaptación de la arquitectura a la cima y pendiente del cerro, con el espacio urbano extendido hacia la ladera y cuyo entorno físico adyacente estaría separando una arquitectura de élite de las viviendas comunes, donde se describen 05 principales sectores interconectados con características arquitectónicas para cada lugar: elite, formada por pequeñas unidades residenciales, compuestas por recintos cuadrangulares conectados entre sí, los cuales tienen pasajes angostos y vanos, banquetas, nichos de cuerpo entero y hornacinas. Algunas de las unidades residenciales presentan batanes y piedras de moler con restos de comida, habiéndose observado huesos de cérvidos, así como la clase popular, de función especial, defensiva y de entierro o cementerio. La edificación en la cima norte, fue encerrada con un muro perimetral a base de piedra canteada y argamasa de barro. Contando con un solo ingreso que restringe su acceso, en su interior presenta una armazón aglutinada de estructuras rectangulares y cuadrangulares, existiendo presencia en sus muros de puertas, ventanas y hornacinas, asociados con amplios espacios abiertos conducidos por angostos pasadizos. Jaeckel en 1983, en base a la identificación de fotografías aéreas reconoció una compleja red de antiguos caminos que se unían en Huasochugo, elaborando un levantamiento planimétrico del conjunto arqueológico, identificó la cerámica como Gallinazo a los fragmentos blanco/anaranjado y rojo/blanco considerando antecesores para la fase Moche IV y V mostrada en el aparejo de piedra bien elaborada vinculado también con la cerámica domestica Cajamarca. El investigador Pérez Serrano en 1994, destaca la existencia de fragmentos Virú, Moche IV, Cajamarca I y II, Recuay, Huamachuco, Chimú medio, proponiendo la relación con la arquitectura de los cerros Chamana, Urumalca, Quinya y Sulcha en Otuzco, Acque y los poblados menores de Larcalle, Calvarío Horcón en Santiago de Chuco y Calamarca, que permitió plantear la hipótesis de un nuevo desarrollo regional Temprano en la sierra Norte. Topic en el 2003, manifiesta que el sitio tiene una ocupación en el Período Intermedio Temprano (500 a.C. a 700 d.C.), por la asociación observada de fragmentos en superficie, con aspectos arquitectónicos que van desde los muros perimétricos hasta edificios grandes en altura, teniendo varios pisos y recintos agrupados en subunidades habitacionales con sus patios y corredores, así como angostos pasadizos, graderías que conducen a diferentes niveles de espacios abiertos, algunos de estos con banquetas y el Período Intermedio Tardío (1000 d.C. a 1400 d.C.), identificado por recintos agrupados en subunidades habitacionales amplias, también con sus patios y corredores angostos en forma rectangular, siendo las más predominantes. Este recurso es el emblema del distrito de Huaso ya que plasma como la arquitectura y forma de vida de los antepasados, actualmente es escenario de algunos rituales de pago a la tierra que se realiza en los alrededores.