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Centro Arqueológico Olleros Ahuaico.
Se ubica en el caserío de Olleros- Ahuaico, en el Distrito de Ayabaca, a 150 Km. de la ciudad del mismo nombre. A una altura de 1816 m.s.n.m. Es un cementerio donde se encuentra una tumba que data del 1000 A.C., los restos arqueológicos están en formas de tumbas cerradas, en las que se puede apreciar artesanías elaboradas en forma rústica A fines de año de 1994, el investigador Mario Polia Meconi junto a los pobladores de la comunidad de Olleros, realizó el descubrimiento de la Necrópolis de Olleros Ahuaico. Etimológicamente el nombre del lugar procede del quechua “away” (el que teje), quizá hasta el momento el más representativo de la cultura Ayahuaca. Gracias a las pre excavaciones realizadas en la necrópolis de San Bartolomé de los olleros donde se encontraron entierros de dos tipos. En urnas funerarias y fosas de varios arquetipos las cuales pertenecían, por los objetos de arcilla y cobre hallados en su interior, a una clase social pobre sin mucho poder. Este lugar se encuentra en la parte baja del territorio de Olleros. Mediante la hipótesis de que la necrópolis de los caciques Ayahuacas se debería encontrar en una parte más elevada siguiendo los conceptos Incas Hanan (jefe/apu/arriba) Hurin (súbdito/obediencia/abajo). Se propuso realizar excavaciones en dos lugares aledaños a San Bartolomé pertenecientes a la comunidad de Hualcuy, uno llamado “Vaca coneja” y el otro conocido con el nombre “Potrero de las mulas” donde se inició los trabajo debido a la existencia de un hacha cincel que procedía de la cumbre del mencionado potrero. Ahí en la cima en una explanada artificial se encontraron diversas tumbas de las cuales resalta una donde se ubicó al Señor de Olleros, hombre que tuvo gran importancia en la sociedad en que vivió por lo elaborado de su tumba, este trascendente personaje había sido inhumado de forma horizontal, acompañado de tres guardianes en otra fosa y un hombre de confianza a su lado, de acuerdo a los registros de su investigador el ajuar funerario de la tumba lo constituían una serie de objetos. Entre los que se encontraron destacan una variedad de tumi decorados, cuchillos y cinceles con extremidades superiores ornitonomorfas es decir elaboradas con figuras de aves a modo de manija y zoomorfas, es decir; con figuras de animales. Así mismo una nariguera de oro decorada, hachas de cobre, una wincha de cobre dorado, una serie de campanillas de cobre, aretes, series de anillos, dos plaquetas redondas de cobre decoradas, una serie de piedras Illas, un collar elaborado de turquesa y jade, un Unku, o coraza decorada con láminas metálicas, una punta de pica de cobre, dos pututos o bocinas grandes de caracol así como ceramios entre otros. Su ajuar funerario no solo nos muestra su prestigio y su condición privilegiada sino que constituye su instrumental de trabajo para que después de la muerte siguiese ejecutando su labor y protegiendo a su pueblo. Con todo esto se puede determinar que en San Bartolomé se enterraba la clase popular-baja y en Ahuaico la clase señorial-alta.